6 cosas que desearía haber sabido antes acerca de la ansiedad de mi hijo

Mi hijo tiene TDAH. También se ha sentido ansioso desde que empezaron a asignarle tarea en la escuela. En primer grado tenía una crisis cuando llegaba el momento de hacer su tarea diaria de lectura de diez minutos.

Cuando cumplió 11 años fue diagnosticado con ansiedad. Actualmente asiste a la escuela media y finalmente tenemos un buen plan para tratar su TDAH y su ansiedad. Pero ha sido un camino frustrante y a veces amargo que nos condujo a donde nos encontramos ahora.

Estas son las seis cosas que hubiera querido saber antes acerca de la ansiedad de mi hijo.

1. La ansiedad puede parecer una enfermedad física

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Dolor de cabeza, náusea, dolor de estómago, vómito… fueron muchas las veces que mi hijo no asistió a la escuela cuando era pequeño debido a este tipo de dolencias. Aunque yo sabía que algo no estaba bien, no se me ocurrió que estuviera relacionado con la ansiedad. No relacioné la ansiedad con síntomas físicos como el dolor de cabeza y el vómito.

En la actualidad veo que las quejas físicas de mi hijo son señales de cómo se siente. He aprendido a preguntarme: “¿Es ansiedad u otra cosa? En cualquier caso, sé que no está “fingiendo”. Estos síntomas, sin importar la causa, son reales.

2. La ansiedad puede manifestarse como enojo

"¡Detesto todo!". “¡Mis maestros son los peores!"

Durante la primaria mi hijo llegaba a casa echando chispas y culpando a sus maestros. Yo lo atribuía a que él detestaba la escuela, sin entender completamente el nivel de temor que sentía.

Lo que me di cuenta es que cuando mi hijo experimentaba mucha ansiedad, parecía como si fuera un berrinche. Razonar con él no funcionaba, por lo que aprendí a tolerar y esperar a que se tranquilizara para hablar sobre el asunto. Una vez que lo hablábamos, por lo general estaba sucediendo algo más, como que temía retrasarse con los deberes escolares o le preocupaba parecer tonto en el salón.

3. La ansiedad de mi hijo tiene un detonante específico: La tarea de matemáticas

Debido a su TDAH, mi hijo tiene problemas con las habilidades de la función ejecutiva, como la administración del tiempo y el autocontrol. Terminar la tarea siempre ha sido difícil para él, y más aún si hay una fecha límite de entrega.

En general la escuela es estresante para él, pero la tarea de matemáticas es un detonante específico de su ansiedad. Cuando no entiende la tarea de matemáticas o está atrasado, a menudo explota y se agita tanto que no puede funcionar. Lo que ahora sé es que mi hijo se siente abrumado cuando se le presenta mucha información. Cuando una tarea de matemáticas está basada en un concepto que no entiende, su ansiedad aumenta considerablemente.

4. Haber hablado con un profesional más pronto hubiera ayudado

Cuando por primera noté que mi hijo se sentía ansioso, fui reacia a que lo examinara un profesional. Creo que me preocupaba lo que pudiera descubrir en mi hijo. O peor, me preocupaba que alguien dijera que no pasaba nada.

Finalmente hice una cita con nuestro pediatra quien realizó una evaluación básica de su salud mental, como la que haría un psiquiatra para determinar si un paciente tiene depresión. Nuestro pediatra dijo que definitivamente mi hijo tenía ansiedad. Debido a la edad que mi hijo tenía en ese entonces, y al hecho de que estaba recibiendo tratamiento para el TDAH, el pediatra recomendó que mi hijo viera a un psicólogo infantil.

Que hubiera otro adulto involucrado, especialmente un profesional, ayudó a que disminuyeran mis temores. Tanto el pediatra como el psicólogo infantil me ayudaron a entender que yo no tenía las herramientas para tratar la ansiedad de mi hijo. Ni que tampoco tenía que hacerlo sola. Ellos estaban ahí para ayudar.

5. La ansiedad es más que solo “estrés”: es algo neurológico

Todos sentimos estrés en nuestras vidas. Es normal sentir estrés al empezar un empleo o una escuela nueva.

Lo que los profesionales me ayudaron a entender es que la ansiedad es diferente al estrés. Puede ser una preocupación y un temor casi constante de que cualquier cosa – o todo – puede salir (o saldrá) mal a un nivel catastrófico. Y para algunas personas, como en el caso de mi hijo, la ansiedad puede imposibilitar que funcione. Empecé a entender que la ansiedad no es un problema de conducta, sino neurológico.

Una vez que entendí esto, me di cuenta de que no importaba cuántas veces lo “reprendiera”, la ansiedad no cambiaría. De hecho, empeoraba al tratar a mi hijo como si él fuera el problema, en lugar de tratar la ansiedad como el problema.

6. La ansiedad de mi hijo es un sistema de alarma para mí

Al igual que otros chicos con TDAH, mi hijo tiene que lidiar con muchas cosas cada día solamente para poder estar al día. A menudo se mete en problemas. Otros chicos lo molestan porque actúa impulsivamente. Y se hace un lío con las ecuaciones matemáticas cada vez que lo llaman al pizarrón.

Cuando todo esto se acumula en un día o semana determinada, él explota. Llegará a casa de la escuela y despotricará hasta que finalmente rompa en llanto y me diga que quiere que le enseñen en casa.

La ansiedad de mi hijo es una señal de alarma de que algo en su vida está fuera de control. No significa que estoy haciendo algo mal en mi papel de madre, o que él esté fallando como hijo. Solo significa que necesitamos volver a calibrar nuestro sistema de apoyo.

Por ejemplo, quizá necesito conversar con su consejero acerca de usar mejor las adaptaciones en el aula. O quizá sea tan sencillo como dejarlo jugar un videojuego durante una hora, antes de que hablemos acerca de la vida. De cualquier forma, su ansiedad me ayuda a reconocer cuando algo en su vida necesita un ajuste.

Conozca los síntomas de la ansiedad a diferentes edades. Descargue un registro de ansiedad para dar seguimiento a la ansiedad de su hijo. Y lea otra historia personal acerca del TDAH y la ansiedad

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