Leer a mi hijo: 5 maneras en que me preparo como padre con dislexia

En un momento de mi vida pensé en no tener hijos debido a mi dislexia. No quería tener que leerle a mi hijo. Era mi inseguridad la que me frenaba.

Años después, recuerdo una vez que le estaba leyendo a mi hijo y titubeaba. Me sentía tan incómodo que empecé a inventar palabras. Decía lo que tuviera sentido según el contexto porque no estaba seguro de cuál era la palabra. Me sentí un poco tonto haciéndolo. 

Fue entonces cuando desarrollé un sistema para asegurarme de no titubear ni balbucear al leer. Ser padre es un acto desinteresado. Está por encima de mis inseguridades. Es querer leer con mi hijo para crear recuerdos y conexiones.

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Estas son 5 maneras en las que me preparo para leer siendo un padre con dislexia:

1. Hacer que mi hijo elija un libro la noche anterior

Cada noche cuando terminamos de leer, le pregunto a mi hijo: “¿Qué libro quieres leer mañana?”. Durante un tiempo eran superhéroes: El Hombre Araña, la Pantera Negra, los Vengadores. Eso era lo que leíamos cuando mi hijo estaba en esa etapa. 

A veces quiero que mi hijo conozca libros con personajes o de autores negros. Le pregunto: “¿Cuál de estos quieres leer mañana?”. Pero siempre pregunto la noche anterior porque necesito tiempo para prepararme. 

2. Leer con antelación

Quiero asegurarme de que me sentiré cómodo con el libro. Esto me ayuda a darle vida. Leer el libro con anterioridad me ayuda a estar más animado y a cambiar mi voz en ciertas partes de la historia. 

Esta recomendación también es para padres que no tienen dislexia. Mientras más interactivo y entretenido sea, más se interesará su hijo en el libro.

3. Decodificar con mi teléfono

Si no sé cómo se pronuncia una palabra, la escribo en mi teléfono. Después la selecciono y presiono el botón “hablar” para escuchar cómo la dice mi teléfono. 

Cuando obtuve mi primer teléfono con la función de texto-a-voz, fue mi salvación. Desde entonces he estado utilizando esa función.  

4. Lograr un estado mental apropiado

Antes de empezar a leer, pienso en lo agradecido que estoy de tener este tiempo con mi hijo porque yo no tuve estos momentos con mi padre. 

También me perdono desde el principio. Me digo: ‘Todos cometemos errores. Todo saldrá bien. Tu hijo no va a valorarte menos. No te menosprecies’. 

5. Divertirse

Mientras más me divierto, más se divierte mi hijo. No se trata del libro que leemos en ese momento. Es acerca del tiempo que pasamos juntos y de la relación que estamos desarrollando. 

Para los padres, leer juntos puede ser un evento. Para los niños, puede convertirse en un recuerdo. Es un momento de conexión.

Este artículo fue escrito por Julie Rawe.

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